sábado, 25 de mayo de 2013

Sintiendo

Esta mañana he decidido tomar el sol. El sol, el cuál no está creado para ser mirado, sino para ser sentido. Y lo he sentido sobre mi piel, como intentaba llegar más allá de lo que la crema solar le permitiera. Afortunadamente, la brisa, con el frescor típico de la primavera, hacía más agradable la densidad de los rayos de sol.

Enseguida, el sol te obliga a cerrar los ojos y es cuando yo me abandono a los demás sentidos. El oído, el tacto y el olfato despiertan para hacer una fiesta, en ese momento en el que la hegemonía de la vista está de capa caída. ¡Gracias, Sol! 

Y si logro ser capaz de vaciar los pensamientos obsesivos y redundantes que dan vueltas y vueltas en mi mente en los momentos de "relax", encuentro un festival de sensaciones y de experiencias muy gratas.

El tacto. Sobre mi piel la crema y los rayos de sol. De repente, un leve brisa que me pone la piel de gallina. 

El olfato. A parte del olor a crema solar, que siempre me resulta agradable, la brisa trae consigo los olores de la ciudad. En ocasiones, es mejor no olerlos. Estoy en la piscina del gimnasio y muchos hemos decidido tomar el sol después de una clase de deporte, así que imaginaros el olor corporal de algunos mozos y mozas. A parte de eso, las plantas y flores que rodean la piscina traen consigo un aroma neutralizador.

El oído. Sin duda, el que más me ha deleitado. Curiosa de nacimiento (por no decir cotilla, que es una palabra con muy mala prensa), me inmiscuyo en las conversaciones de los demás. Otra manera de analizar y observar el tan fascinante comportamiento humano. ¡Mecáchis, maldito defecto profesional! 

Los jóvenes hablando de su plan de fin de semana. La pareja de amigas comentando la jugada del último ligue de una tercera ausente en ese momento. Las mamis planeando la comida del mediodía y transmitiéndose como sus maridos/parejas aportan su granito de arena en la organización de la casa... Y todo esto, salpicado de las pisadas de correrías de los niños y algunos cantos lejanos de pájaros... 

Fascinante. Porqué yo, aunque ajena a todo esto, soy un elemento más de ese cuadro costumbrista.

Y me faltaría el gusto. El gusto me lo he reservado para la comida. Y sobretodo para el postre... Ummm!

Así que os recomiendo en algún momento intentar dar mayor poder a otros sentidos, ya que algunos somos afortunados de tener los cinco. Y dicen que algunas tienen hasta un sexto... yo creo que sigo buscando el mío, :-/. 


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