jueves, 11 de julio de 2013

Psico-experiencias... Segunda parte

Siguiendo el hilo de la anterior entrada al blog, recurro de nuevo a una duda muy frecuente entre la población.

Por curioso que parezca, mucha gente se sorprende que los psicólogos puedan necesitar seguir una terapia: "¿No te puedes tratar a ti misma?" "Pero ¿cómo es posible que no puedas solucionar tus conflictos internos? Si tú sabes de eso..." ¿Conocéis la expresión En casa del herrero, cuchillo de palo? Pues eso.

En fin... Sin intención de rebajar la dificultad de manejarse con máquinas y repararlas, las personas funcionamos de otra manera. No es como abrir un ordenador y descruzar un cable. Nuestros cables cruzados son un reto mayor que desenredar el cable de los auriculares cuando los sacas del bolso.

No quisiera aburrir a los lectores con descripciones teóricas como los mecanismos de defensa, las resistencias o el autoengaño... pero para que os hagáis una idea es el software de nuestro cerebro, es nuestra manera de funcionar y por mucho que una menda sea psicóloga, a veces no veo lo que tengo delante porque me hace falta reiniciar, pasar el antivirus, desfragmentar e incluso a veces, formatear (y un técnico  a mano siempre va bien para estos menesteres)

En relación a que un profesional de la psicología acuda a terapia me gustaría destacar algunas consideraciones:

- Considero importante que un psicólogo pueda hacer un trabajo de auto-conocimiento para poder ejercer su profesión. Si la terapia, al fin y al cabo, es relación; los humanos somos en gran parte relación... es importante descubrir como nos relacionamos y necesitamos a alguien externo que nos confronte con esta realidad... Nuestro amigos, familia y seres cercanos están demasiado implicados como para aportar su sazón  de manera objetiva a esto (¡aunque no desmereceré su papel en nuestra vida! Es algo vital)

- ¿Qué clase de psicólogos seríamos si no usásemos algo en lo que creemos?

- Y finalmente, ¡qué coj****! Antes que psicólogos somos personas con nuestras miserias y alegrías, defectos y virtudes, éxitos y fracasos... ¡Y reconocerlo es un buen paso!

Así, que ese mito de que un psicólogo se debería poder tratar a sí mismo es cuanto menos una afirmación muy osada e incluso kamikaze. Nunca se me ocurriría ver un cirujano operarse a sí mismo.

Salud! (mental y física!)