jueves, 23 de octubre de 2014

Virulizando

Lamentablemente el tema de los virus está siendo muy comentado últimamente, debido al malnacido virus del Ébola. A pesar que me alegro profundamente de que Teresa Romero esté ya libre de peligro, no me gustaría que nos olvidáramos que todavía es una epidemia, aunque quede lejos de casa.

Pero el motivo de mi entrada de blog no son esas clases de virus, sino lo que llamamos "virales". La RAE acaba de aceptar nuevos vocablos como "Tuitear", aunque todavía no ha considerado el concepto "viral" como una nueva palabra. Tiempo al tiempo.

¿Y qué es un viral? ¿Y qué tiene que ver con los virus? Tiene que ver porque comparten etimología. De hecho, viral proviene de virus. Esto es bastante obvio, lo sé. ¡Je, je!

Un viral es un vídeo, una imagen, un escrito, etc. que corre por Internet y que al igual que algunos virus, se propaga a velocidad de relámpago. De manera mágica, llega a mucha gente que tenga whatsapp, facebook o twitter. 

No hace muchos años, la televisión era quien creaba esta complicidad entre la sociedad con algunos vídeos graciosos, con algunos latiguillos de famosos que se oían a diario en las calles, en la escuela, en el trabajo. ¿Quién no recuerda al gitanico del huevazo y la mieldalasoleeee!? 

Entonces no había internet, o al menos no la teníamos en casa. Pero el efecto es el mismo. 

Ahora, la manera en la que los humanos compartimos chistes, vídeos bonitos, curiosidades, etc. es a través de los múltiples métodos de comunicación. Por ejemplo, ¿A quién no le ha llegado una foto de Julio Iglesias con alguna frase donde queda en evidencia su fama de ligón? ¡y lo sabes! 

En fin, que esto es como la gripe, que se va extendiendo y que llega al personal, provocando una sonrisa y una complicidad. Y si no lo conoces, la gente se sorprende. Quedas excluido de la sociedad, casi. 

Lo que me sorprende es la rapidez de esos creadores de chistes. Son rápidos. Cualquier suceso actual, lo recovierten en chiste y ala, a circular por la red. Nadie queda inmune: Sergio Ramos, Ana Botella, los catalanes, y un largo etcétera. 

También se han generado muchas páginas donde se cuelgan millones de vídeos e historias. Aquí algunos ejemplos: 

Pero hay muchísmas páginas. Y los enlaces circulan y circulan...

Reconozco que en ocasiones me quedo atrapada viendo vídeos una y otra vez. Algunos porque son impactantes, otros porque son graciosos, otros solidarios o de denuncia social. Es interesante este fenómeno de los virales. Algunas buenas causas han aprovechado el filón de la rapidez de propagación de las redes para promocionar su trabajo y dar a conocer algunas situaciones de injusticia social. Es el lado amable y real de los virales. 

En todo caso, no se sabe si la que la líao parda ha sido el pollito o éste estaba relaxing cup en la plaza mayor. Lo que si se sabe es que es una vía más de compartir socialmente una sonrisa o una emoción.