viernes, 17 de mayo de 2013

¿Cómo como?, como como como

Llevo días escudriñándome los sesos pensando cuál de mis múltiples reflexiones diarias pueden ser compartidas en el Mundo Canica. Y es que, a veces, un simple comentario, compartir una simple situación puede devenir en una reflexión más profunda o rescatar ideas, creencias que tenemos en lo más dentro de nuestro pensamiento.

Hoy me gustaría hablar sobre la relación que tenemos con la comida. Quizás pensemos que es una mera necesidad básica que tenemos que cubrir. Y cómo afortunadamente (aunque cada vez menos), en el primer mundo tenemos cubierta esta necesidad, pues creo que nos hemos permitido el lujo de ir más allá.

Los que me conocen saben que soy una persona con hábitos alimentarios peculiares, con manías y gustos. Hay muchas cosas que no me gustan, soy poco arriesgada a probar alimentos nuevos. Pero no pretendo aburriros intentando explicar que la manzana me sabe a corcho y el cordero a lana. Eso daría para otro post.

Lo que me gustaría comentar es cómo, sin darnos cuenta, establecemos una relación con la comida más allá que la de ser el alimento que nos sustente.

Desde que somos pequeños, el comer se trata de algo super importante. Tan importante que a veces los papás y las mamás se apropian de la acción y parece que el bebé tiene la intención de fastidiar. "El niño no ME come". ¡Peligro! Si el niño te comiera alguna vez, sería curiosamente un caníbal! Bromas fuera, con este pronombre los padres ya están dando cuenta de lo importante que es alimentarse y deja entrever que la acción de comer va más allá que la de nutrirse. Es por eso que el niño, que no es tonto, actúa como actúa. No soy experta en la primera infancia, así que no me aventuraré a teorizar sobre el tema. Ahí lo dejo, para que cada uno y una haga su reflexión.

Otro aspecto a destacar son todos los trastornos alimentarios. Están diagnosticados como problemas de tipo psicológico. Esto da clara cuenta que la comida trasciende de nuevo a su función primaria de nutrirnos.

¿Sigo? Venga. Nos bombardean con las dietas y los regímenes  Ahora sabemos mucho de alimentación y hasta la Coca-cola se ha atrevido a hacer campaña contra la obesidad. Me vuelvo loca pensando todo lo que recomiendan comer al día: cinco piezas de fruta, dos litros de agua, un vaso de vino, una nuez, etc... ¡¡¡¡¡Aaaarg!!!!

Y para finalizar, me gustaría comentar un hecho personal. Cuando decidí volar del nido familiar, empecé a comer diferente. Empecé a probar nuevos alimentos que antes desechaba de pleno y sin haberlos probado. Ahora me gustan más cosas. No diré que como mejor, pero sí diferente. La lucha de mis padres porque comiera de todo, se acabó (casi, casi) el día que me marché de casa. Mi relación con la comida cambió el día que la relación con mis padres pasó a otra esfera. ¿Curioso? Quizás no tanto.

¡Ay! ¡Y qué fácil sería que comiéramos cuando tenemos hambre, como nuestro compañeros los animales!

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