sábado, 21 de septiembre de 2013

Compañera

Sí, tú, compañera... siempre inoportuna. Vienes a mi lado y te quedas ahí, sin hacer nada, sin ninguna propuesta o plan interesante.

Y yo caigo, y me enredo al placer de tu compañía. Y es que eres dulce como un atracón de golosinas, que sabes que acabará con un dolor de estómago pero es inevitable desear prolongar el sabor de fresa en el paladar. Sí, cuando estás conmigo me invade la contradicción.

Esa contradicción que me hace humana pero que como buscadora de la perfección y el control no me puedo permitir ni un gramo. ¡Ah!¡Qué desazón! Quiero deshacerme de ti, sé que las alternativas a tu compañía quizás no son tan placenteras, pero sí más productivas. Y el tiempo es un factor tan valorado (¿o sobrevalorado?)

Márchate, te lo suplico. Cuando me invades, me abandono a tu suerte, al vacío seguro, a la ociosidad. Pero después, después me visita tu hermana la culpa, la responsabilidad y me reprende por andar con malas compañías.

Compañera pereza, sólo quiero pedirte que vengas con cita previa para que esté preparada. Quiero hacerte un huequito en mi vida, pero... no vengas sin avisar ¿es pedir demasiado?



No hay comentarios:

Publicar un comentario